
Quien me conoce, sabe que nunca llevo corbata... al menos por fuera.
Lo que no puedo evitar es que la vida me puso una que además me queda muy bien.
Os hablo del esternón, ese hueso que tiene forma de corbata y que está situado en el mismo lugar donde se pone la corbata... y que es mucho más elegante que cualquier corbata.
En una lección como AY#217 "De lado, haciendo flexible el esternón" ("On the side, the sternum becoming flexible") Moshe Feldenkrais nos muestra, una vez más, las múltiples posibilidades de movimiento de que disponemos pero no utilizamos nunca.
"La columna dorsal, las costillas y el esternón
forman una unidad funcional indivisible"
Una clase llena de sutilezas, desde el primer movimiento, cuando propone mover la cabeza en una dirección que casi nadie espera, pasando por el descubrimiento de la unidad funcional que componen el esternón, la columna vertebral y la conexión entre ambas estructuras: las costillas. Ninguna pieza en este conjunto puede mover sin implicar a las demás.
Y, curiosamente, de todo este conjunto el esternón es la pieza menos flexible. Sin darnos cuenta, cada repetición implica a las vértebras y las costillas, llevando al esternón a moverse en direcciones poco habituales o incluso aparentemente imposibles.
Por su cercanía y sus conexiones funcionales, el esternón y su movilidad tiene una influencia extraordinaria en la posición, libertad y sostén de la cabeza. Esta conexión funcional resulta esencial para liberar a las vértebras cervicales del exceso de trabajo y lo reparte a lo largo de toda la longitud de la espalda. Este efecto produce una inmediata sensación de ligereza en el cuello, los hombros, la respiración, la espalda baja o los pies.
En estos días de recogimiento en casa, quizá encuentres un rato para tumbarte y hacer alguna clase de Feldenkrais y orientar durante un rato tu atención hacia tu cuerpo y tu bienestar.
Si es así, escríbeme y te cuento cómo hacerlo...
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